Hablar puede salvar vidas; La prevención del suicidio comienza en casa, con pequeños gestos que construyen grandes puentes: una palabra sin juicio, la escucha atenta, una presencia que acompaña incluso en el silencio o un abrazo genuino. Cuando una persona atraviesa dolor emocional, el saber que no está sola, que su sufrimiento importa y que hay alguien dispuesto a caminar a su lado, puede marcar la diferencia. Por eso, como familia, no necesitamos tener todas las respuestas, pero si la fuerza de estar presentes abrir el corazón y de buscar ayuda cuando es necesario, porque acompañar en el dolor también es una forma profunda de amar.
